martes, 16 de febrero de 2016

Amor en tiempos de running / San Valentín en La Media Maratón de Barcelona

En un día como hoy que el frío hiela todo lo que se encuentra a su paso, se me ocurre hacer mi entrada sobre el fin de semana de San Valentín y descongelar mis emociones.

Durante largo tiempo de mi vida, esperé al popular Príncipe Azul, y debo de reconocer que la espera fue bastante fructífera, ya que mientras esperaba hacía otras cosas, entre ellas correr.

Alguna que otra persona de mi entorno más cercano, intentó convencerme de que este azul hombre no existía, y yo una gran profesional de ver allí donde no existe nada, seguía insistiendo sin perder la ilusión ni la esperanza, y me agarraba fuertemente a la creencia de que el amor llega cuando a él le da la gana y no cuando nosotros queremos.

Nunca me gustó convertir figurantes en protagonistas, así que preferí seguir esperando en lugar de idealizar a la persona incorrecta como naufrago que se agarra al primer tronco que se le cruza.

Mientras esperaba, se pasaban los años y yo corría con ellos y recuerdo que cuando atravesaba malos momentos pensaba: si existe ese Príncipe Azul...¿dónde está ahora que lo estoy pasando tan mal? ¿su trabajo no sería aparecer a caballo?.

Siempre he pensado, que los amores importantes están en el destino, ya que son tan determinantes que te cambian la vida, pero sobre todo nos cambian a nosotros. Los amores importantes son tan generosos y auténticos que te hacen amar sin importarte que el amor que viene del "otro" lado no sea igual . El amor se siente de verdad cuando se da, no cuando se es únicamente receptor, postura que considero cobarde, ya que el que se decide a entregarse es un valiente por la tamaña exposición a la que se somete, con su consiguiente vulnerabilidad.

Yo decidí hace mucho tiempo, que lo importante era lo que pasaba dentro de mi, y que todo lo demás no era de mi incumbencia. Sinceramente me costó llegar a este punto de desapego y madurez ya que me he pasado prácticamente toda mi existencia controlandolo todo, por eso la danza se me dio tan bien ya que sin control es imposible su práctica.

Durante los 21k 95m de la media de Barcelona, pensaba en esta entrada que estoy escribiendo y pensaba que unos dos kilómetros por delante de mí, corría "el hombre de mi vida", si, aunque suene grandilocuente también he llegado a una de las conclusiones más sabias de mi existencia: el hombre de mi vida, es aquel que está en el momento que vivo, y que sinceramente me encantaría se quedase conmigo en ese "para siempre" inexistente, pero como todo lo importante, eso esta en manos de DIOS.

 Me quedo con algo que ya escribí con anterioridad: un hombre imperfecto que hace que mi vida sea perfecta..No apareció a caballo pero un día  entró a mi tienda, y ¡qué sorpresa! llevaba zapatillas y no llevaba nada azul ...

4 comentarios:

  1. Sencilla y grandilocuente. Concisa y completa. Redacción clara e hilvanada con el placer de las sensaciones a flor de dedos al contacto con las teclas. Me encanta. Sigan así.

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  2. Siempre consigues dejarme sin palabras.Q te voy a contar yo de príncepes azules. Yo fui de las q pecaban de náufrago a la deriva en busca de ese príncipe azul y mira, la vida me trajo una sorpresa, una princesa, hahaha. Muchos años de amor, para todos y un millón de besos para vosotros

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